domingo, 19 de septiembre de 2010

Comentarios para Eduard Punset

Hace poco leí en el blog de Punset un artículo que reflexionaba acerca de los motivos que hacen que las personas seamos en ocasiones tan reacias a aceptar cambios en nuestras costumbres sociales y nuestra cultura. Eduard Punset venía a decir algo así: las leyes naturales del ser humano le hacen formar ciertos patrones de comportamiento en sus primeras etapas de vida, que luego de mayores se convierten en leyes inquebrantables en nuestro día a día, aunque argumentaba esta afirmación con varios ejemplos, no muy claros, que va mezclando y en los que utiliza personajes de la talla y autoridad de Einstein, Newton y Darwin (casi toda la ciencia moderna); para después finalizar diciendo que no entiende como la gente puede estar a favor o en contra de los toros, si personajes tan inteligentes como los anteriormente citados tuvieron que abstraerse de todos los convencionalismos para desarrollar sus teorías. Que quede claro que después de concluir su artículo, Punset no dice nada acerca de su opinión propia acerca de si deberían prohibir o no las fiestas taurinas.


Les copio el artículo completo para que saquen sus propias conclusiones, y copio también algunos comentarios de otros lectores que me parecen muy buenos ejemplos de la realidad ideológica tan contrastada que hay acerca de este tema.


Autor: Eduard Punset 22 Agosto 2010
A veces cuesta admitir que existen distintas dimensiones y que no somos capaces de ver las cosas de manera diferente a la que estamos acostumbrados, ya sea por nuestra cultura y la de nuestros familiares o por esa especie de moral innata que precedió a las religiones. Vivimos rodeados de ejemplos de visiones que hemos heredado o nos han transmitido, y nos resulta difícil considerar que las cosas pueden no ser como las vemos en un momento o a una edad determinada.
A los dos años nos movemos en la cuna como si en el mundo sólo existieran dos dimensiones: para adelante y para atrás, para la derecha o la izquierda. Luego, algo más tarde, si osamos subirnos a la barandilla y nos caemos al vacío, habremos aprendido gracias al porrazo que existen tres dimensiones espaciales: para adelante, para atrás; a la derecha o a la izquierda y para arriba o para abajo. Estaremos disfrutando de una dimensión adicional a la de un gusano que está condenado a moverse sólo en dos dimensiones: para adelante o para atrás y para la derecha o para la izquierda.
Dos años más tarde se produce un salto adelante sin precedentes: de pronto descubrimos que, además del espacio, también existe una dimensión temporal; se trata de un descubrimiento que cambió para bien nuestras vidas. De repente somos conscientes de que algo ocurrió en el pasado y de que, si me comporto de una manera determinada, ocurrirán otras cosas en el futuro condicionadas por ese comportamiento. Sin haber leído a Darwin empiezo a entender lo que es la evolución a los cuatro años.
En la escuela me enseñarán luego que los más grandes sabios han opinado de modo distinto sobre un hecho tan fundamental como el de la dimensión espacio-tiempo. ¿Existe algo realmente más importante que ser consciente de cómo nos podemos mover en el espacio y en el tiempo? Nos va en ello sobrevivir a una caída en el espacio o pegarnos de bruces contra la pared.
Pues resulta que los sabios más inteligentes del mundo –el caso de Isaac Newton y Albert Einstein– han tenido opiniones muy divergentes sobre la dimensión del tiempo, que para el primero era absoluta e idéntica para todo el mundo, mientras que para el segundo variaba con la velocidad y la masa. En eso tenía razón Einstein y, con toda probabilidad, la tienen los físicos teóricos que en la actualidad están sugiriendo que pueden darse hasta nueve dimensiones distintas a niveles microscópicos.
En verdad me produce un asombro hilarante o una incomprensión infinita –me resulta muy difícil no cerrar los ojos y exclamar: “¡Cómo puede la gente estar tan segura de lo que dice!”– escuchar a tantos amigos proferir condenas sin recurso contra los partidarios o no partidarios de las corridas de toros. Si las leyes de la física han querido que hasta un niño de cuatro años intuya lo que es la evolución de una situación a otra, de no contar para nada la dimensión temporal a ordenar su vida en función del pasado, presente y futuro, ¿por qué se arremete sin pudor contra los que también constatan otras dimensiones en nuestra relación con la fiesta nacional o los que no constatan ninguna nueva?
Estamos a punto de lograr que se introduzca paulatinamente el aprendizaje social y emocional en nuestros sistemas educativos; paralelamente, los mayores, en primer lugar, los jóvenes, después, y los niños, finalmente, deberían familiarizarse con la nueva disciplina del desaprendizaje. “A lo mejor –se dijo Einstein–, el tiempo no es absoluto”.


Mi propio comentario
      
Seguramente no haya sacado ninguna conclusión lógica acerca del artículo nadie al leerlo, ya que en él se mezcla gratuitamente el espacio-tiempo, la evolución y los pitos y las flautas para terminar sin dar una valoración propia y personal del autor acerca del tema principal del artículo, que sin duda es el enfrentamiento social que están ocasionando las fiestas taurinas.
Lo leo y lo leo, y no llego a nada, pero cuando ya estaba cansado levanté la mirada y me di cuenta de la intención de este hombre tan refinado: mantener la tensión en su web, no dejarse devorar por el movimiento de la evolución literaria, seguir en la cresta de la ola para vender muchos libros y así poder darse sus caprichitos de mente intelectual.
Solo he leído detenidamente un post de Eduard Punset, que es este, pero he visto por ahí que tiene otro que se llama: “Hacen falta cinco disculpas para resarcir un insulto”, pues bien, le pediré cinco disculpas al señor Punset para que cambie la mala imagen que me he hecho de él al leer este post, y le pediré también que deje por fin a un lado la ciencia en lo que concierne a sus pretensiones económicas, para que la ciencia la explique quiénes la tienen que explicar, los científicos y no los juristas o economistas como por ejemplo Eduard Punset.



Comentario de Carmen Elisa Pinto da Silva Roma: 10 Septiembre 2010 a las 9:21 pm
“Ante que nada la vida” como decía Viktor Frank. A mis años, (72 años), he arribado a la conclusión que el único principio que debe regir nuestra vida es “no hacerle al otro lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros” y apoyados en este valor darnos permiso para dudar de todo lo que nos imponen, venden, exigen y así vivir la vida que nos tocó en suerte. Tratar de verla a través de los ojos de los otros/as, de sentirla con la piel de cada uno de los seres con quienes compartimos nuestra existencia y jamás dejar de buscar la verdad porque tenemos como testigo a la Historia, que desde la noche de los tiempos, está jalonada de erróneos axiomas que continuan desangrando a la humanidad y nuestro ecosistema.
Fraternalmente Carmen. (Uruguay)
  
  1. Comentario deAlbacity: 7 Septiembre 2010 a las 10:27 pm
A mí lo que me alegra de leer este tipo de artículos es la posibilidad de desaprender posibles malas conductas, como por ejemplo pensar que alguien inteligente y que habla tanto de inteligencia emocional ha de ser, necesariamente, sensible al sufrimiento animal, reacio a las costumbres rancias y absurdas de un pueblo incapaz de hallar valores más positivos con los que identificarse culturalmente, y mezclar vilmente churras con merinas en un intento de ponerse de lado de los defensores de “la fiesta nacional”.
Yo si he aprendido algo después de este artículo, que el ser humano puede llegar a ser algo realmente decepcionante cuando trata de justificar sus peores instintos. Desde luego, cada vez se hace más imposible admirar realmente a alguien por su capacidad de razonar. Supongo que al fin y al cabo solo somos personas.
Al menos podía haber utilizado otros argumentos, o redactar un artículo más valiente y directamente relacionado con su opinión hacia la tauromaquia, con lo que usted considere bueno o malo de ella. Porque utilizar la ciencia y los descubrimientos de otros científicos para acabar “colando” una postura medio favorable hacia los toros me parece demasiado cutre teniendo en cuenta su capacidad de razonar y exponer argumentos.
Si pretendía hacer reflexionar acerca de por qué nos cuesta ponernos en el lugar de los otros… pues debería saber que como anti taurina yo siempre me he puesto en el lugar del toro, que a fin de cuentas me parece mucho más noble que el que se entrena solo para matarlo. No es falta de empatía, es hacer un buen uso de ella.
Por otro lado, recordar que las conductas violentas hacia los animales, con los que compartimos muchísimas cosas y a los que les debemos mucho, no es más que un triste reflejo de nosotros mismos y de nuestra falta de humildad hacia los que no son exactamente iguales a nuestra especie. Y esa actitud se refleja también hacia razas, clases sociales y sexo opuesto al nuestro.
Si la falta de tauromaquia aumenta la violencia, entonces apaleemos a los animales de compañía antes de pagarlo con nuestra pareja, abandonemos perros en las carreteras antes de olvidarnos de nuestros ancianos. Así, en vez de desaprender la violencia y desprendernos de ella, la volcamos en las demás especies y seguimos alimentando nuestra visión egocéntrica de seres superiores.
Con un poco de suerte crearemos nuestra propia teoría de la des evolución.

JESUS SE CASA!!!

Hola chavales; espero que os gusten la fotos





FELICIDADES JESUS

sábado, 18 de septiembre de 2010

Poemas variados

Hola chavales. Aunque la temática de la que trataban mis dos primeras entradas guardaran relación entre si (sociedad, felecidad, economía), no penseís que esto va a ser un tónica dentro de mi bitacora. Las entradas van a ser de lo más variadas, siempre enfocándolas en temas de interés general.

Simpre he querido ser un artista, pero esa intención está llena de dificultad para mí. A mi mente, que siempre le ha resultado fácil comprender los problemas de matemáticas, las fórmulas de química o física, no le resulta nada sencillo entender el arte, disciplina que requiere un enorme poder de creación y originalidad. Mejor explicado: he desarrollado mucho mi mente numérica o matemática, y ahora le cuesta mucho desarrollarse dentro del campo artístico.

Como no hay mejor manera de aprender que esforzarse en comprender, he estado leyendo algunos libros de poesía, novelas, fotografía, aprendiendo a tocar la guitarra y a hacer fotos, etc... y ahora, gracias a mi tozudez, estoy comprendiendo la mente artística, y lo que puedo empezar a ver es que el artista tiene intrinsico en su ser esa disciplina, como si fuese un diamante en bruto. Al principio es como todo, se deben ir puliendo las partes más reconocibles del artista; las debemos quitar el polvo para poder reconocerlas, de esa manera podremos descubrir la figura artística que se esconde detrás de cada uno y nos orientará a fijarnos nuestro método de creación propio.

Acerca de como hacer para desarrollar la mente artística o creativa no puedo decir mucho, eso es algo que yo me he saltado; nunca he leido libros pedagógicos sobre este tema, aunque si he leido cosas de los temas que me interesa desarrollar en mí. Algo que me han dicho que es esencial para aprender es compartir ideas con los demás (de ahi viene este blog). En el fondo creo que la creación solo sale de la inspiración, y para sentirse inspirado ahi que estar en calma y concentrado.

A continuación os muestro algunos poemas que he escrito para ver que os parecen:


***
Amanecer silencioso
El  silencio no responde,
Solo lo caya el horizonte.
El silencio de la noche que inunda
Océanos y continentes,
Que nos cubre con la funda
De fuertes llantos y tantas muertes.
Silencio inflamado,
En tus ojos reflejas rojizo
El crepúsculo conscientemente armado.
El silencio del hombre…
Nunca tanto ruido con silencio fue tapado.

Eduardo Pulido González

***
Amor lunar
Viéndome la luna
Mirándola por la ventana
Su luz me ilumina
De clara porcelana.
Imposible tocar sus destellos
Infinitos en los mares, en sus olas,
Aunque en la palma de la mano,
Inclinando la vista, ves como lo devoras.

Triste, melancólica,
Casada y sola,
El astro eólica,
Inmóvil va empuñando la ola.
Como Fernando Pessoa dice,
Me gustaría ser como la luna,
Que sobre todo se mide
Toda entera siendo solo una.

El satélite de piedra,
El cántaro de rio,
Observada desde la hiedra
En su fría noche. En los ojos míos.

Eduardo Pulido González

***

Poema de amor
Vivo en tus ojos que te salen del alma
Como me dicta tu consciencia desgarrada.
En pedazos que luego pegues en la cama
Recórtame, selva, entre tus sombras afiladas,
Y de tal forma pisa mi pie un nuevo día    
Para encaminarse otra vez a tu calma.  
Nos dedicamos palabras enredadas
Que se tocan como las hojas de nuestro alma,
Atrapadas en tu fino pelo negro,
Que hagan resbalar tu misteriosa mirada.

Mujer de pálido rostro, blanca luna,
Haces saltar el esfuerzo de todas las armas.
Te debo hablar con menguadas palabras,
Testigos silenciosos, tiernas compañeras de la cuna,
Que puedas oír desde nuestra almohada.
Has hecho que se duerma mi oscura noche
Arropándola con tu incomparable hermosura,
Y con tus gruesas patas de mujer labriega
Te ofreces enteramente a mí, ha todo tu pesar,
Generosa y dulce, para dar a luz la vida de ternura. 

Eduardo Pulido González
***
    Amor Joven
Sus cabelleras, oscuras lastimeras,
De sombras y luces con luces y sombras,
Giran que te giran falsas monedas.
Seducen los vergeles más vírgenes,
A las muchachas  con mucha honra.
Se confunden los machos sementales,
Seduciendo con sus luces a sus sombras

Nunca vistos la gracia con el genio
Ayer y mañana peleando como perros.
Solo se ven en las noches de sueños
Mezclando las esperanzas con los recuerdos.
Quiere olvidar que no puede olvidarse
Que el genio tiene gracia,
Pero la gracia es puro genio.

Eduardo Pulido González



     

lunes, 13 de septiembre de 2010

Un curioso problema

Muy buenas chavales. Como de costumbre he estado estos últimos días sumergido en la monotonía de mi trabajo y de mi casa, y también, cada vez que las obligaciones me han dejado un momento para mí, he estado leyendo algún libro, he visto alguna película, he quedado para tomar algo con algunos amigos o simplemente me he tumbado en la cama para dormir y descansar.


Una de las cosas que me han llamado la atención estos últimos días ha sido el planteamiento de un curioso problema matemático que me hizo un amigo, que en un principio me dejó la cabeza destrozada, ya que al empezar a encaminarme en las primeras hipótesis matemáticas que pudiesen explicarlo comencé a plantearme si las matemáticas no son tan puras y perfectas como en realidad lo son.

El problema en cuestión es este:

Tres comensales acaban de terminar de comer y se disponen a pedirle la cuenta al camarero del restaurante. Cuando este llega les informa que el menú esta a 10 euros y como en total entre los tres comensales han pedido tres menús, uno para cada uno de ellos, el camarero les informa que tienen que pagar 30 euros entre los tres. Los comensales educadamente se dirigen al camarero con los 30 euros, que se los dan y hablan con él para que les haga una oferta. El camarero les informa que antes de rebajarles la cuenta tiene que preguntárselo al dueño del restaurante y se marcha con él dinero. El dueño del restaurante al escuchar la petición que le transmite el camarero le dice a este que les descuente 5 euros de los 30 euros del total. Con esta información el camarero decide hacer con los 30 euros que le han dado, devolver 1 euro a cada uno de los comensales (es decir 3 euros en total), quedarse él con 2 euros que les tenía que devolver, y poner en la caja 25 euros. De esta forma los comensales se marchan contentos porque creen que se les han cobrado 9 euros por menú a cada uno, lo que hace un total de 27 euros, y se ha quedado 2 euros el camarero, de los 30 que inicialmente le dieron los comensales. Por lo que la pregunta sería que si de los 30 euros se han cobrado 27 euros y quedado 2 euros el camarero, sumando igual a 29 euros, ¿dónde está el euro que falta para llegar hasta 30 euros?

Antes de seguir leyendo os recomiendo seguir pensando un rato porque la solución es simple.

En si no es un problema, ya que tal y como se formula se hace pasar por un problema con una explicación matemática, pero al analizarlo detalladamente se comprueba que es un problema falso. La solución pasa por explicar porque es un problema falso, o la trampa del problema que le hace no tener solución. Lo primero pasa por aclarar que no se han cobrado 27 euros sino 25 euros, siendo la diferencia lo que se ha quedado el camarero. Lo segundo sería afirmar que la pregunta en todo caso sería: Si de los 30 euros que se llevó el camarero se han cobrado 25 euros y devuelto a los clientes 3 euros, ¿dónde están los 2 euros que faltan para llegar a 30? No podemos enfocar la pregunta sobre los 27 euros que creen los comensales que se han cobrado, porque los 2 euros que se lleva el camarero vienen de los 25 euros que en realidad son cobrados por el restaurante. Por lo que la pregunta final del problema viene dada de mezclar la realidad de los 2 euros que se queda el camarero de las vueltas de 5 euros, y la suposición que tienen los clientes de haber pagado al restaurante 27 euros, al recuperar 3 de sus 30 euros. Es decir, la pregunta mezcla dos conceptos matemáticos distintos que no son compatibles para explicarse uno al otro.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

La verdadera crisis

¿Qué es eso que llaman crisis? ¿A quienes afecta? ¿Por qué se ha producido? Estas son preguntas que para ser debidamente contestadas sería preciso emplear grandes cantidades de esfuerza y tiempo, que como mucho solo se verían recompensadas por el placer que produce el más puro altruismo antieconómico; y claro, entonces ¿de qué comemos?, ¿de altruismo?, ¿qué pensaría Gandhi al respecto?

Quizás la verdadera crisis en España sea esa, la falta de tiempo para poder analizar adecuadamente las cosas. La exigencia interesada e impuesta por los sectores unos a otros. Como no rebajes el pan, yo no te reparo tu coche; y después cuéntaselo a tus papis que yo se lo cuento a los míos. Los papis aquí son los bancos, pero no corresponde hablar de ellos en este momento.

Hay cosas más importantes que la economía, eso es rotundo. Es la economía la que trae la comida a casa, aparentemente si, pero eso es solo eso, una apariencia. Es cierto, el sistema capitalista ha traído una ingesta de avances tecnológicos enorme. Nos ha hecho vivir con mejor calidad de vida, pero al mismo tiempo ha producido armas capaces de desolar ciudades enteras con el gesto de apretar un simple botón. Y ahora que solo nos fijábamos en la cara positiva de la moneda, que parecía que lo teníamos controlado y que nunca volveríamos a cometer los gravísimos errores del pasado siglo XX, vemos que los cimientos morales sobre los que se construyó son de barro. Una base que no puede aguantar el emparejamiento de ciertos principios que están ligados por naturaleza a la verdadera esencia del ser humano. Principios de hierro forjado a nuestras emociones como desarrollo y sostenibilidad, como bondad y justicia, ya no tienen cabida dentro de un plan de expansión de empleo, sencillamente no son competitivos.

Si dejamos de lado nuestros principios a cambio de nuestro economía, dejaremos a un lado también nuestro avance como personas.

Como revelan Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart en su excelente ‘ladrillo’ This Time Is Different, en el que analizan nada menos que 800 años de cataclismos financieros, la recesión económica, tan necesaria para este planeta, hará a muchos cínicos, vagos y egoístas (según publica en su blog !No doy crédito! el corresponsal del el diario El Mundo en Wasingtong Pablo Pardo). En cambio, en otras personas, hará que se den cuenta de los enormes errores cometidos hasta la fecha por el capitalismo. Esto es bueno, demuestra que la rueda sigue girando, por ahora.

martes, 7 de septiembre de 2010

El negocio de la felicidad

Hace unos años leí un artículo en el diario El Mundo que me parece perfecto para crear mi primer blog en internet, como introducción a los demás y como pequeño resumen de la temática del blog.

El artículo tiene fecha del domingo 24 de Febrero de 2008, y con solo leer su título nos podemos hacer una idea próxima de lo que trata: "Elogio de la melancolía". El autor es Carlos Fresneda, corresponsal destinado en Estados Unidos (investigando un poco logre averiguarlo en esta página (www.cubadebate.cu/categoria/autores/carlos-fresneda), y también ha sido escritor de otros artículos de interés general, que deberían salir con un poco de más fuerza a la luz. Solamente leyendo otros títulos de noticias publicadas por este periodista, nos damos cuenta de seguro que no le hacen mucha gracia los señores que no paran de hablar de futbol, las señoras que se tiran todo el día viendo programas de salsa rosa o los compañeros que le tachen de hombre excesivamente serio, de hecho no le debe hacer mucha gracia nada de lo que pase en el mundo, en cuanto a sus gobiernos y las maneras que tienen estos de guiar a su pueblo, especialmente al que le han destinado.

Pero dejando la política de lado, da igual si al lado izquierdo o al lado derecho, podremos ver otras perspectivas más cercanas al ser humano. En "Elogio de la melancolía", bien podría ser el título de algún libro de autoayuda, Carlos Fresneda critica la injusta inculcación de la felicidad en los ciudadanos de los supuestos países desarrollados, como nos bombardean los medios con el estereotipo de la felicidad que a ellos más les conviene (o no), es decir, el desarrollo del consumismo; y el auge de ventas de medicamentos destinados a combatir cualquier signo de aflicción.

Cuenta que autores especializados en el tema como los psicólogos Ed Diener, autor de Rethinking happiness (Reevaluando la felicidad), y Martin Seligman, autor de Auténtica Felicidad, afirman que de tanto usar la palabra felicidad esta ha perdido su verdadera esencia, y han surgido múltiples superficies industriales, literarias o de internet que no paran de manipular el término, hasta convertirlo en un sinónimo de la “normalidad necesaria” en el ser humano. Como nos cuenta Carlos Fresneda en su artículo <el Profaz parece haberse convertido en el soma de Un mundo feliz, y ya lo decía Flaubert "para ser crónicamente feliz, uno debe ser también absolutamente estúpido">.

El problema de todo esto radica en que la psiquiatría se puede llegar a ver tentada ha dejar de lado las circunstancias de cada caso particular para monotorizar según los síntomas la diagnosis de depresión. Si usted afirma sentir poco interés por las cosas, si duerme mucho o muy poco, si tiene poca energía y apetito y tiene problemas para concentrarse, será automáticamente diagnosticado como depresivo por cualquiera que trabaje en el sector de lafelicidad, es decir, le tomará como a un enfermo mental, aunque ayer se le haya muerto un familiar cercano.



Lo normal y saludable es mostrar una cierta dosis de tristeza ante la vida y no ocultarla, ya que no siempre la vida deparará buenos momentos, todo lo contrario, nos impondrá pasar por muchas etapas duras; la muerte de nuestros padres y hermanos; de nuestros amigos y la nuestra propia.